Esculturas y piezas bidimensionales componen la exposición de Marcela Yaconi Santa Cruz en galería AMS, cuyo trabajo alude, hoy, a la pandemia, y que se inaugurará el día miércoles 6 de octubre.

Marcela Yaconi Santa Cruz funde micro relatos escultóricos y obras bidimensionales de técnicas muy diversas en un conjunto de piezas recientes que interroga a los seres humanos y su capacidad de comunicarse, de relacionarse con otros, de amarse, o guarecerse tras el manto protector de la naturaleza. Sus misteriosas y lúdicas puestas en escena capturan un instante decisivo, un acontecimiento, el que puede ser capital o muy sutil, apenas perceptible.

En la presente serie, no podía estar ajena la experiencia que hemos vivido durante la pandemia, largos meses marcados por la incertidumbre, el miedo y confinamientos que llevaron a la artista a conversar con su propia sombra. Hoy, ante un nuevo Des/Encierro, la esperanza nos anima, pero sabemos que el auricular de un viejo teléfono rojo ha quedado descolgado, abandonado, animando, una vez más, este diálogo que ella construye entre el vacío y la plenitud, entre la distancia y la proximidad entre la pasión y el olvido.

La muestra consiste en alrededor de 40 obras, y estará abierta al público hasta el martes 2 de noviembre en AMS Galería, Juan de Valiente 3681, Vitacura, Santiago de Chile

Sobre la artista

Marcela Yaconi Santa Cruz nació en Santiago, el 27 de diciembre de 1957. En 1993 comenzó a pintar en forma autodidacta en acuarela, materialidad de la cual ha derivado hacia una diversidad de técnicas artísticas como el dibujo, shibori y escultura en distintos materiales como piedra, madera, cerámica, fierro, y por último, y con el cual ha trabajado por más de 20 años, el papel. En relación a este último material, Marcela señala que “descubrí la generosidad del papel como medio para ser moldeado, teñido y como material acogedor para muchos otros elementos”. Fue con el papel también que llevó a cabo el trabajo de Cuerpos Pintados junto con Roberto Edwards entre los años 2004 y 2005. El año 2011, el Museo Nacional de Bellas Artes le otorgó el reconocimiento como artista plástica chilena. En estos últimos años ha trabajado con collage y esculturas con figuras y miniaturas tanto de personas, como animales, personajes infantiles y superhéroes, entre otros.