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Noticia / 5 Ago — 2024

CECILIA VICUÑA

EN "THREADS TO THE SOUTH"

El Instituto de Estudios de Arte Latinoamericano (ISLAA) presentó recientemente Threads to the South, una exposición curada por Anna Burckhardt Pérez que reunió obras inspiradas en el textil de más de veinte artistas provenientes de diez países de las Américas, incluyendo videos, fotografías, pinturas, obras sobre papel y textiles desarrollados entre 1967 y 2023.

Threads to the South explora el medio textil como una herramienta conceptual para examinar la relación entre pertenencia, identidad y territorio en América Latina. En los últimos años, la percepción de los textiles en el arte ha evolucionado significativamente. Tradicionalmente considerados como «artesanías» u objetos meramente utilitarios o decorativos, asociados con el trabajo de mujeres, muchos artistas contemporáneos han adoptado los textiles para abordar temas políticos y sociales, convirtiéndolo en una herramienta poderosa para la resistencia y la narrativa crítica.

Esta transformación se debe, en parte, a las críticas feministas a las jerarquías tradicionales de las bellas artes, así como a una mayor apreciación y estudio de las culturas indígenas y precolombinas, donde las fibras han tenido un papel crucial tanto cultural como espiritual.

Registros de Vaso de Leche (Bogotá, 1979), de Cecilia Vicuña, en “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA
Registros de Vaso de Leche (Bogotá, 1979), de Cecilia Vicuña, en “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA

El título de la exposición se toma prestado del poema I am climbing threads to the South [“I am climbing threads / the threads that lie over there in the South]”, de la artista y poeta chilena Cecilia Vicuña, una de las participantes de esta exposición. Habiendo pasado la mayor parte de su vida en el exilio, Vicuña expresa en su poesía el anhelo por su tierra natal y la ascensión por hebras simbólicos que la conectan con sus raíces en el sur.

La obra artística y poética de Cecilia Vicuña se ha caracterizado por encarnar el acto de tejer en distintos medios, volviéndolo un acto político metafórico y tangible de resistencia. Según la historiadora del arte chilena Carla Macchiavello, la producción de Vicuña puede leerse como un gesto reparador, “un impulso textil ecológico que entrelaza la cosmovisión andina y una sensibilidad espacial multisensorial”.

La exposición presenta la serie de registros de su performance in situ Vaso de Leche, realizada por la artista en 1979 en Bogotá como una forma de protesta contra el llamado «crimen de la leche» en la capital colombiana, donde se había añadido pintura y agua a la leche para aumentar las ganancias, causando la muerte de 1.920 niños.

La performance consiste en el simple acto de derramar un vaso con pintura blanca con un hilo rojo atado a su alrededor, frente a la residencia del Libertador Simón Bolívar en Bogotá Este acto simbólico de protesta y solidaridad con las víctimas quedó registrado en fotografías, recortes de prensa y dibujos, una poderosa declaración sobre la injusticia y la corrupción.

Antonio Pichillá, “Tejer el paisaje”, 2020. Still de video. Cortesía: Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), NY.
Antonio Pichillá, “Tejer el paisaje”, 2020. Still de video. Cortesía: Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), NY.

Otros artistas que participaron en la muestra incluyen a Gustavo Caboco, Feliciano Centurión, Jorge Eduardo Eielson, Anna Bella Geiger, Hélio Oiticica, Marta Palau Antonio Pichillá. De este último se exhibió, entre otras obras, el video Tejer el paisaje (2020), que comienza con una vista del lago de Atitlán en primer plano, mostrando una serie de troncos de árboles medio sumergidos. Posteriormente, Pichillá aparece en escena portando gruesos textiles de vivos colores. Utilizando los troncos como un telar improvisado, Pichillá crea un tejido de grandes dimensiones. El video documenta tanto la evolución de la forma escultórica como la coreografía repetitiva del proceso de tejido de Pichillá.

Tejer el paisaje devela las escalas temporales presentes en la obra de Pichillá, desde la historia geológica del paisaje hasta la epistemología maya y la herencia tz’utujil, así como influencias más personales, como la habilidad tejedora de su madre y el trabajo agrícola de su padre. A lo largo de una investigación que abarca más de diez años, el artista ha trabajado para acercar a las poblaciones indígenas y no indígenas de Guatemala. En un país marcado por un racismo internalizado, esta labor no sólo es necesaria, sino que también ha impregnado su obra con un profundo significado político.

Video «El pensamiento de nuestros filósofos», de Elvira Espejo Ayca. Vista de la exposición “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA
Sandra Monterroso, “Colorando las hebras, 2011. Still de video. Cortesía de la artista y Cecilia Brunson Projects, Londres
Sandra Monterroso, “Colorando las hebras», 2011. Still de video. Cortesía de la artista y Cecilia Brunson Projects, Londres

El video El pensamiento de nuestros filósofos de Elvira Espejo Ayca, artista visual, tejedora y narradora de la tradición oral boliviana, analiza la educación visual y sensorial en las comunidades andinas. Espejo Ayca, quien habla aymara y quechua, dirige el Museo Nacional de Etnografía y Folklore de La Paz y se inspira en las enseñanzas tradicionales que se transmiten de generación en generación, especialmente de abuelas a niños y niñas.

El video destaca cómo aprender a hilar en las comunidades andinas difiere de la educación formal, enfatizando una conexión profunda con los sentidos y el cuerpo. Las instrucciones de las abuelas no solo enseñan la técnica de hilar, sino que también fomentan una conexión integral con el entorno: sentir la textura de la lana, escuchar el sonido de la rueca, observar cómo el cuerpo se mueve. Este proceso de aprendizaje es descrito como una escuela visual y sensorial, donde el conocimiento no solo se adquiere intelectualmente sino a través de una experiencia completa que involucra el cuerpo y los sentidos.

Manuel Chavajay, “Abajo del lago continúa el paisaje”, 2019. “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA
Manuel Chavajay, «Nuu jaaq rii Juyuu taq’aaj» (Portal del volcán), 2023. “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA

Sandra Monterroso es una artista guatemalteca que se enfoca en la dinámica de la cultura indígena en la era poscolonial, así como cuestiones de género y otras construcciones de poder en su obra, que incluye tapices, pintura, video, instalación y performance. En sus videos Colorando las hebras (2011) y Decolorando las hebras (2011), la artista recupera las técnicas de teñido de textiles de sus ancestros maya q’eqchi’, y paralelamente las borra ritualmente, lavándolos violentamente con agua clara. Diferentes temporalidades se entrelazan en este ritual de iniciación y rechazo, en un intento de purificar la visión de la cultura indígena de siglos de distorsiones, demostrando cómo el conocimiento ancestral del material puede integrarse en futuros radicales.

Julieth Morales, artista colombiana que se identifica como «misak de nacimiento y mestiza por contexto,» cuestiona las representaciones del sujeto indígena. Su obra surge en el marco de la resistencia del pueblo Misak, que desde la década de 1980 ha buscado recuperar y preservar su lengua y tradiciones tras un proceso sistemático de borrado cultural. Morales, parte de una generación de profesionales indígenas que navegan entre lo urbano y lo rural, utiliza el arte para desafiar el sistema económico extractivista y reivindicar su herencia. Su pieza, un textil colgado del techo al estilo de un lusik (falda tradicional misak), se presenta en estado de incompletud y deshilachado. Esta obra simboliza tanto el impacto de siglos de colonización como los esfuerzos actuales de recuperación cultural, de memorias y tradiciones colectivas, conectando con los lazos ancestrales.

Izq: Julieth Morales. Vista de la exposición “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA
Al frente: Olga de Amaral. Vista de la exposición “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA
Gracia Cutuli, “Vendimia”, 1977. Cortesía: Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), NY.
Gracia Cutuli, “Vendimia”, 1977. Cortesía: Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), NY.

Marlene Hoffmann, otra artista colombiana participante en la exposición, es reconocida como pionera en el ámbito del arte textil en Colombia, junto a figuras destacadas como Olga de Amaral y Stella Bernal. El trabajo de Marlene Hoffmann es de gran importancia pues reivindicó, dentro de las élites locales de los años 60, las tecnologías campesinas para crear prendas como ruanas o túnicas, y así consiguió dar una dimensión estética a productos que debido al pensamiento colonial estaban relegados para quienes (supuestamente) no tenían acceso a la cultura, es decir los indígenas, negros, campesinos y obreros.

La artista argentina Gracia Cutuli desafía las limitaciones del sexismo en el ámbito artístico. En los años sesenta en Argentina, donde las galerías solían exhibir principalmente a artistas masculinos, Cutuli se apartó de la pintura sobre lienzo y utilizó lana para sus obras. En 1964, cofundó la Galería El Sol, la primera en Norteamérica o Sudamérica dedicada exclusivamente al arte textil. Esta galería apoyó a artistas interesados en la tapicería y en las tradiciones textiles indígenas y europeas, fundamentales en la cultura textil argentina.

La obra de Cutuli integra diversas tradiciones culturales, fusionando técnicas de tejido andinas precolombinas con conocimientos adquiridos en la Manufactura de los Gobelinos en Francia. Sus tapices suelen abarcar el espacio tridimensional, combinando pintura y escultura. En la exposición Threads to the South, su pieza Vendimia evocaba una cascada de hilos en una gama de tonos que va desde morados profundos hasta rojos vibrantes y rosas delicados. Esta obra, presentada en forma de acordeón, utiliza técnicas de tejido tradicionales con lanas y algodones nativos, elaborados mediante un telar de suelo.

Nora Correas, «En Carne Viva», 1981. “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA
Nora Correas, «En Carne Viva», 1981. “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA

A lo largo de su carrera, Nora Correas ha trabajado en diversas disciplinas, desde el arte textil hasta la escultura, moldeando materiales que reflejan tanto la naturaleza como la sociedad. En En carne viva, las capas rojas de lana, tejidas y apiladas, evocan cavernas, paisajes montañosos, vísceras y el cuerpo humano, expresando sentimientos de dolor, violencia y rabia. Correas creó esta obra para condenar y lamentar la represión durante la dictadura militar argentina. “Soy consciente de que el arte no puede cambiar la difícil situación en la que nos encontramos,” explica Nora Correas sobre su obra, “pero me sentiría muy mal si no pudiera emitir un grito”.

Otra artista argentina, Mónica Millán integra el budismo zen, la meditación y la costura en su práctica creativa. Sus obras de gran formato combinan apliques de prendas y mantas con bordados coloridos y dibujos en blanco y negro, creando complejos microcosmos. La reciente serie de Millán, que incluye la instalación El vértigo de lo lento (2002-2012) y una serie de retratos a lápiz, rinde homenaje a las mujeres tejedoras de Paraguay y su arte del encaje de algodón, conocido como ao po’i. Esta serie destaca la conexión con la tradición matriarcal comunal y la hibridación cultural resultante de la fusión entre técnicas indígenas y bordado español.

Izq: obras de Feliciano Centurión. Der: Monica Millan & Petrona Martinez, “Rosa Guillermina,” 2010. “Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA
Izq: Cristina Flores Pescorán. Der: video de Antonio Pichillá. «Threads to the South”, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), Nueva York, 2024. Foto: Olympia Shannon. Cortesía de ISLAA

La obra de Cristina Flores Pescorán se caracteriza por sus reflexiones decoloniales y sus diálogos entre su cuerpo, experiencias médicas y procesos rituales de sanación, conectando con sus ancestros de la costa y norte de Perú. Utiliza técnicas textiles mixtas inspiradas en métodos prehispánicos de tejido y teñido, integrando rituales de curación comunitaria con elementos naturales.

El año 2022 marcó un renacimiento para Pescorán, quien, tras recibir un diagnóstico de cáncer de piel en 2018 y someterse a tratamiento de quimioterapia, celebró su remisión en enero. Durante este proceso, buscó conectar con su sistema circulatorio y purificar su cuerpo.

En este contexto, surge su obra Revivir, un tejido teñido con cochinilla que evoca la técnica de la cultura Chancay, donde las gasas se usaban como ofrendas protectoras. El color rojo simboliza la sanación de las conexiones sanguíneas y representa una introspección del cuerpo. Los pequeños clavos que sujetan la pieza a la pared aluden a las agujas utilizadas en las biopsias, conectando el arte con la experiencia personal de Pescorán y evocando recuerdos de su infancia con agujas e hilos en casa. La artista investiga cómo estos elementos se transforman en parte de su proceso creativo y de sanación, como se detalla en el video Tres preguntas realizado por ISLAA.

Threads to the South reveló cómo los textiles actúan como un puente entre diferentes épocas y lugares, entrelazándose con historias y tradiciones culturales. A través de sus obras, los artistas seleccionados exploran desplazamientos físicos y emocionales, así como la búsqueda de territorios tanto reales como imaginarios en América Latina.

Estos trabajos no solo destacan procesos de creación y reflexión, sino que también desafían las concepciones coloniales del tiempo y el lugar, presentando nuevas ideas de hogar y ofreciendo narrativas artísticas alternativas. Al tejer estos hilos de conexión, la exposición invita a una reconsideración profunda de las identidades y los vínculos culturales, celebrando la riqueza y la complejidad de la herencia textil en un contexto contemporáneo.


Threads to the South se presentó del 28 de marzo al 27 de julio de 2024 en ISLAA (Institute for Studies on Latin American Art, ubicado en 142 Franklin Street, Nueva York.

Con obras de Olga de Amaral (Colombia), Gustavo Caboco (Brasil), Feliciano Centurión (Paraguay), Manuel Chavajay (Guatemala), Nora Correas (Argentina), Gracia Cutuli (Argentina), Antonio Dias (Brasil), John Dugger (Estados Unidos), Jorge Eielson (Perú), Elvira Espejo Ayca (Bolivia), Cristina Flores Pescorán (Perú), Anna Bella Geiger (Brasil), Marlene Hoffman (Colombia), Nelson Leirner (Brasil), Lidia Lisbôa (Brasil), Mónica Millán (Argentina), Sandra Monterroso (Guatemala), Julieth Morales (Colombia), Hélio Oiticica (Brasil), Marta Palau (España), Antonio Pichillá (Guatemala), Cecilia Vicuña (Chile).

 

Artículo publicado originalmente en Artishock