En su primera exposición individual en Europa, la artista multimedia Claudia Bitrán (Chile, 1986 – vive y trabaja en Nueva York) presenta su última serie de obras en la galería alemana Walter Storms, bajo el título "Be Drunk", basada en el poema de Charles Baudelaire. La muestra está compuesta por un conjunto de pinturas de pequeño formato y un videoclip que tienden puentes entre las publicaciones en redes sociales, la pintura clásica, los nuevos medios, el cyber-bullying y el éxtasis juvenil.
Siguiendo su metodología de pintar y fotografiar a partes iguales, como se observó en sus dos más recientes exposiciones Frenzy (2020) y Fallen (2021), la artista comienza con un escenario pintado sobre lienzo, fotografía esta etapa terminada, para luego volver a pintar encima. Lo hace sucesivas veces hasta que completa la pintura. Cada una de las fotos, al ser superpuestas como en los storyboards de las historietas animadas, se convierten en un videoclip en movimiento. Bitrán llama a este proceso “Stop-Motion-Painting-Animation”, algo así como “pintura animada cuadro por cuadro”.
La particular técnica pictórica de Bitrán sirve a los fines de sus contenidos, que tienen como referentes principales videos encontrados en las redes sociales, subidos voluntariamente por sus usuarios y puestos a disposición del público. Al reutilizarlos, Bitrán busca extraer de ellos aquellas verdades, deseos e intenciones ocultas –exhibicionismo, consumismo, diario de vida- que han venido a configurar nuestra cultura visual en constante evolución.
El gesto pictórico, carente de línea gráfica o contornos definidos, contribuye a crea estas escenas pausadas, como en cámara lenta, además de una especie de bruma propia del ambiente cargado a humo, vapores de alcohol y cuerpos sudorosos. Tanto en Fallen como en Frenzy, las pinturas muestras a adolescentes anónimos en estados ansiosos y eufóricos por la embriaguez. La pincelada, también, enfatiza en estas series la inestabilidad de los personajes: a medida que pierden el control sobre sus cuerpos, las figuras entran y salen de la abstracción.
Para esta exposición, la artista ha seleccionado principalmente videoclips que pueden entenderse en el contexto de la poesía de Baudelaire. En su poema Be Drunk, de 1869, Charles Baudelaire nos anima a estar constantemente «borrachos», no necesariamente en el sentido asociado al consumo excesivo de alcohol –o la adicción despreocupada que nos da satisfacción mental y emocional instantánea, pero que también puede conducir al fracaso y la vergüenza inmediatos o al largo plazo-, sino también a causa de emociones elevadas al límite: alegría y felicidad, la sensación de pertenencia, de ser libre en el mundo.
Las pinturas de Bitrán develan la metamorfosis fantasmal del material original, mientras que las animaciones sirven como documentación de las etapas de evolución de las pinturas. El proceso es empático y, al mismo tiempo, revelador de comportamientos grotescos y en abismo, de las complejidades, presiones y angustias de la adolescencia, en un presente donde la viralización de la vida privada en Internet se ha exacerbado con la pandemia.
Al pintar cuadro por cuadro a estos jóvenes en estado inconsciente o semi-consciente, la artista va desmenuzando capas de emociones y conflictos, de júbilo pero también de violencia, abriendo una nueva puerta, en el caso de ellas, hacia la representación de la mujer por una mujer en la pintura, y hacia la embriaguez como tema en el arte, identificándose a la vez con ese estado mental de perdición, desenfreno, desorientación, éxtasis, vulnerabilidad, euforia y escape en el que alguna vez otros hemos estado, como individuos y como sociedad.