Estas nociones son entendidas como portadoras de un gesto que permite construir un espacio de enunciación para el arte subalterno, es decir, para aquel que se produce fuera de los grandes centros internacionales.
Recientemente, en la exposición Reflejos duales: Mujeres Marchantes, en RoFA Projects, estas motivaciones fueron abordadas desde una perspectiva eminentemente femenina y feminista, donde el material y la técnica se han convertido en sus principales significantes.
A través de diferentes procedimientos, la artista propone el cuestionamiento de las distinciones entre arte y artesanía, problematizando el choque de lo occidental con lo occidentalizado o mestizo.
Al utilizar la cerámica negra, Francisca alude a la producción típica de la zona central-sur de Chile, particularmente de Quinchamalí, destacando una poderosa comunidad femenina de alfareras artistas que entrelazan la artesanía local con la iconografía religiosa colonial y la imaginación popular contemporánea.
A su vez, la tradicional representación femenina, simbolizada por el icónico modelo artesanal de la «Quinchamalí Guitarrera», se resignifica mediante un cruce entre la artesanía local, la iconografía religiosa colonial y el imaginario popular contemporáneo, tanto de los alfareros como de la artista.
Su serie Quipus muestra el choque entre la dualidad desde la perspectiva andina en contraste con el enfoque binario de Occidente. En la cultura andina, los quipus eran el sistema de almacenamiento, organización y conteo por excelencia.
Los quipucamayoc recorrían las provincias del imperio contabilizando el tributo laboral de la población a su cargo, la producción ganadera y agrícola, los tejidos, la cerámica y una infinidad de otros artículos destinados al funcionamiento administrativo del Estado y al culto oficial.
Esta serie es un gran reconocimiento al quipu o nudo, considerado un antecesor de los sistemas informáticos actuales. Utilizando la misma metodología de notación numérica que en los objetos originales, la artista escribe diversas frases, citas y proverbios latinoamericanos en código binario.
De este modo, las obras cuestionan el choque entre el mundo occidental y el indígena desde la noción tecnológica, asumiendo la contraposición entre las visiones binaria (propia de Occidente) y dual (desde la perspectiva andina).
El elemento manual como aspecto conector en sus obras sigue presente en sus Alienígenas Ancestrales. Aquí, la representación femenina se hace evidente nuevamente, así como la importancia del textil como elemento reivindicativo y casi subversivo.
La elección de la borla se destaca como un componente característico de los textiles, ampliamente utilizado para decorar objetos tejidos, colgar en el cabello o como adorno para los animales, especialmente en culturas andinas.
En estas obras, las borlas adquieren una apariencia femenina, configurando un colectivo donde cada mujer presenta características distintivas típicas de la tecnología, los eventos actuales y las imágenes pop alienígenas.
Estos elementos textiles, a su vez, actúan como módulos para formar una imagen general que hace referencia tanto al diseño textil como al paisaje andino, estableciendo una intersección entre la estética tradicional y contemporánea.
Así, la artista propone una reflexión sobre la premisa occidental que postula que cualquier avance tecnológico en el continente americano anterior a la colonización debe su origen al contacto con seres extraterrestres, negando por completo el desarrollo civilizatorio del territorio, y aún más en el caso de las mujeres.
Reflejos duales: Mujeres marchantes teje un tapiz vivo y complejo de cerámicas, quipus, guitarreras, borlas y personajes que dan voz a diversas fuerzas en equilibrio en la vida, la poesía, el arte y las culturas originarias. Quipus físicos o imaginarios anudados por manos de mujer con una postura descolonizada en el arte y la vida.
Artículo publicado originalmente en Artishock