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Reseña / 26 Ene — 2021

Iván Navarro

ExFinito

Farol Santander São Paulo presenta desde el 18 de diciembre ExFinito, la primera gran muestra individual institucional en Brasil de Iván Navarro (Santiago, 1972), uno de los artistas chilenos contemporáneos más destacados a nivel internacional. Instalada en el piso 22, la exposición, curada por Marcello Dantas y en colaboración con Courtney Smith, artista visual y compañera del artista, la exposición estará abierta hasta el 28 de febrero de 2021.

ExFinito reúne 14 obras inéditas que fueron producidas localmente, además de la instalación de arte público Escada (Caixa d’Agua), que ya ha sido exhibida en el Madison Square Park de Nueva York. Estas obras continúan la exploración del artista con la energía eléctrica, tanto como material como concepto, iniciada desde que se mudó a Nueva York en 1997, bajo la influencia del Arte Conceptual, el diseño de muebles de Gerrit Rietveld y la estética minimalista desarrollada por artistas claves como Donald Judd y Dan Flavin.

ExFinito aprovecha la arquitectura del Farol Santander, un centro de cultura, emprendimiento, ocio y gastronomía fundado en 2018, creando la ilusión de una expansión significativa de sus dimensiones espaciales y concretas con un gran impacto visual. Las piezas están instaladas en una especie de laberinto inmersivo que invita a la exploración del espacio y a un juego de percepciones logrado mediante la sucesión infinita de luces producto de su reflejo en espejos.

Navarro trabaja con un tipo de material específico, el espejo unidireccional, utilizado en las salas de interrogatorio y que permite a la persona ver la imagen de un solo lado. Otro aspecto fundamental en su obra es el uso de palabras reflejadas que transforman la lectura de un objeto. Con las tipografías en neón, los reflejos infinitos producen efectos opuestos en la ortografía correcta de un texto.

Al igual que en sus trabajos instalativos anteriores, la idea conceptual de ExFinito es generar una experiencia sensorial que provoca dudas y desorientación, potencia nuestros sentidos y nos lleva a reflexionar quiénes somos y qué reflejamos.

“Utilizando luces, espejos y posicionamientos ambiguos, Navarro crea una situación en la que su obra es consumada a partir de nuestra posición en relación a tantos reflejos. Esta sensación abismal, de vacíos, grietas y perspectivas que se abren a una dimensión desconocida, puede ser la conciencia de un universo paralelo, una trama secreta o un estado alterado de percepción. Viajar por el laberinto es tener una noción clara de que hay algo más allá del mundo de las apariencias; comprender el laberinto nos permite ver nuestro fin en el infinito y aprender lo que significa ser ExFinito”, señala Marcello Dantas, curador de la muestra.

La exposición también incluye una instalación al aire libre en la Praça Antônio Prado, también conocida como Praça dos Engraxates, ubicada frente al Farol Santander. Esta intervención urbana, Escada (Caixa d’Água o Torre de Agua), mide 4,67 metros de alto y 2,63 metros de ancho y fondo.

Las torres de agua funcionan como contenedores de un vocabulario sobre la experiencia personal y política del inmigrante. Cuando se instalaron en Nueva York, en el interior de cada torre se leían las palabras “me” (yo), “we” (nosotros) y “bed” (cama) hechas con tubos de neón.

“Me gusta la idea de un depósito de agua. Esta estructura de madera, simple y atemporal, contiene agua, el recurso más primitivo y elemental, la esencia del sustento humano, y un recordatorio de la condición básica que toda la humanidad comparte. Hay que garantizar el agua para sobrevivir. En ese sentido, los tanques de agua son contenedores de conocimiento primordial. Su forma y materia son igualmente arcaicos: son simples chozas circulares con techos cónicos, hechos de madera. Menos obvio pero no menos importante es su relación con las torres de vigilancia, debido a su posición elevada. A pesar de que son objetos benignos, pareciera que nos rodean silenciosamente, supervisando la ciudad que yace debajo. Estas torres de agua funcionan metafóricamente como altas coronas ornamentales en las cúspides de los grandes edificios que dominan el paisaje urbano. Enfatizan la gloria de la civilización moderna, mientras reclaman su humanidad”, explicó el artista en una ocasión.

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Iván Navarro ha expuesto en relevantes museos e instituciones culturales de ciudades como Londres, Buenos Aires, Bilbao, Nueva York, Miami y Santiago, y representó a Chile en la 53ª Bienal de Venecia, en 2009. Su obra está presente en importantes colecciones, como la del Museo Guggenheim (Nueva York) y la Colección Pinault (París), además de integrar las colecciones permanentes del Museo Nacional de Bellas Artes de Río de Janeiro e Inhotim, en Brasil. Su obra es representada en Chile por Aninat Galería.

Más información: farolsantander.com.br