Por Víctor López Zumelzu
Rolando Cisternas desarrolla una obra multidisciplinaria que puede viajar libremente entre objetos, instalaciones, videos y experimentos sonoros, aunque su trabajo más conocido se da principalmente a partir de su relación con el dibujo.
Sus trabajos evocan paisajes enrarecidos y atmósferas imaginarias extrañamente atemporales, como si nuestro mundo hubiera decidido apartarse de todo rastro humano y estar entregado ahora a la belleza del caos que impone la naturaleza del tiempo en sus continuas tormentas, ventiscas y huracanes, como si en sus dibujos el paisaje mismo no fuera otra cosa que abandono.
Estos trabajos funcionan como la visión de un explorador perdido en un mundo desconocido (a la manera de los primeros pintores viajeros holandeses), un mundo que otro también errante como él está imaginando.
Aunque a primera vista o a los ojos de un turista sus obras e instalaciones se presenten como un trabajo formal, en un escrutinio más detallado vemos que están cruzadas no solo por la experimentación con los soportes, sino también por este imaginario inestable con los materiales y el tiempo, donde lo rígido es capaz de transformarse e, incluso, desaparecer ante nuestros ojos, como los videos donde las palabras se deshacen en el agua, o en sus dibujos donde los trazos duros y fuertes del carbón son como huellas arqueológicas de las primeras representaciones.
Todo ello, evocando en su práctica un tiempo anterior a la digitalización pantanosa que nos atraviesa y que significa la difuminación total de los límites dimensionales (real-virtual / ficción-no ficción). Desde esta brecha, Rolando trabaja con nuestro tiempo como un material inestable; por eso sus conceptos y sutiles conexiones no son para nada obvias, sino que crean puntos maleables, paisajes y pliegues donde lo humano ya es parte de lo permeable o simplemente de lo que ya ha desaparecido, tanto así que todo su trabajo de ficción puede actuar en lo real sin una distinción clara entre dimensiones.
En esta nueva obra reunida en Escribir en el corazón de una piedra, Rolando Cisternas no solo profundiza en las problemáticas que atraviesan toda su obra, sino que presenta una nueva y potente composición de imágenes y materiales, con materia orgánica e inorgánica, un choque poético que genera una suave tensión que viaja entre la materia dura y la materia blanda, papel, carbón y tinta china. Todos ellos hablan de la relación atemporal sobre nuestros conceptos de trabajos y obsesiones, sobre lo permeable que es este mundo multidimensional que habitamos con un cuerpo entregado a la deriva de la velocidad, donde toda experiencia contemplativa parece habernos sido arrebatada por el tránsito burocrático donde lo extraño, difuso, e incluso deforme que nos rodea y que compone la naturaleza, está desapareciendo.
Rolando Cisternas (1976) tiene estudios de Bellas Artes en la Universidad Arcis y realizó una estadía de cuatro años en el Departamento de Anatomía de la Universidad de Chile, en donde inició su trabajo como dibujante desde la ilustración médico-científica. Ha participado en ferias y exposiciones individuales y colectivas como ArteBa (Argentina), Galería Abate (Argentina), Jardín botánico (Argentina), Ch.ACO (Chile), Galería Animal, Galería MUTT, Galería NAC, Espacio O y el Museo de Arte Contemporáneo de Chile.
El artista entiende el dibujo como un pensamiento que se despliega en imagen, la cual es reflejo de una noción del territorio vivenciado. Trabajando con carboncillo o tinta china sobre papel, Rolando pretende dar cuenta de un tiempo humano que centra su reflexión desde el hacer. A lo largo de su obra, la presencia de la naturaleza busca rescatar las memorias más limpias, primero como una sumatoria aleatoria de elementos en convivencia, para luego ser desgranada en partes independientes: rocas, plantas, hojas.
Inauguración: 14 de Diciembre I 18:30 hrs. En Galería Aninat
