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Noticia / 26 May — 2021

Roser Bru (1923-2021)

"Porque nacemos para morir"

“Uno va asumiendo todas las edades, porque así es la vida y porque nacemos para morir”

Roser Bru

 

Roser Bru. Cortesía Fundación Roser Bru

 

La pintora y grabadora Roser Bru falleció el 26 de mayo a los 98 años de edad, en su domicilio de Santiago de Chile. Nacida en Barcelona, España, el 15 de febrero de 1923, obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2015 por su reconocida trayectoria artística. Se alejó de la vida social y del medio artístico en los últimos dos años debido a su avanzada edad, pero manteniendo vivo su interés y disposición por los pinceles, las formas y el color, que ocupó hasta sus últimos días.

“Tenía 98 años, por lo tanto, fue una muerte natural. No fue debido a ningún tipo de enfermedad, sino que, simplemente, producto de la vida (…). Desde enero ya estaba en cama, preparándose en cuerpo y alma para fallecer. Llevaba varios meses en estado de agonía, por así decirlo”, comentó a Radio Universidad de Chile Amalá Saint-Pierre, actriz y nieta de la pintora.

“Ahora, va a ser tarea de la Fundación Roser Bru continuar con su legado a través de la divulgación y preservación de su obra, pero, claramente, esto va a ser posible siempre y cuando el Estado de Chile se haga eco del legado de Roser para apoyar a la Fundación. Esto es un llamado, tanto a los públicos como a los privados, para que entiendan el valor del legado de Roser Bru y quieran participar de la preservación de su trabajo”, señaló.

Su destacada trayectoria artística ha dejado una huella imborrable y testimonial a través de su pintura, grabados y dibujos. Lo que ya no está, lo desaparecido, la hacen repasar una y otra vez en sus recursos de memoria, transformando el recuerdo y conectándolo con aquello que está pronto a suceder. Junto con una mirada aguda, su observación obsesiva establece en su trabajo un testimonio biográfico, propio y contingente, histórico y político, pictórico y gráfico, un documental arqueológico.

“Pensar en Roser Bru es pensar en una luchadora de la libertad a través del arte. Hoy despedimos a una de nuestras grandes mujeres creadoras, pero al mismo tiempo atesoramos el ejemplo de temple y talento que en 2015 la hicieron merecedora del Premio Nacional de Artes Plásticas”, dijo la Ministra de las Culturas, Consuelo Valdés.

Por su parte Daniel Cruz, director del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), lamentó el fallecimiento de Bru, una artista que sostuvo, a lo largo de su trayectoria como artista visual, un fuerte vínculo con esa institución. “En el museo conservamos casi una treintena de sus obras, en su mayoría grabados, que dan cuenta de su estrecha relación con Nemesio Antúnez durante el período del Taller 99 y, posteriormente, cuando Antúnez dirigió nuestro museo”.

 

Roser Bru, Sandía amenazada, 1986. Cortesía: Colección MAVI

 

Con apenas un año de nacida se trasladó con sus padres a París donde vivió durante cuatro años su primer exilio. Luego la familia regresó a Barcelona, ciudad en donde ingresó a la Escuela Montessori. En 1931 inició sus estudios en el Instituto-Escuela de la Generalitat de la misma ciudad. En 1939, terminada la guerra civil española, salió nuevamente al exilio. Viajó a Francia, donde se embarcó en el barco Winnipeg, llegando a Chile en septiembre, cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo año ingresó en la Escuela de Bellas Artes en Santiago, donde realizó estudios libres hasta 1942 y fue discípula de Pablo Burchard e Israel Roa.

En 1947 formó parte del Grupo de Estudiantes Plásticos (GEP) que reunió artistas de la Generación del 50 como José Balmes, Gracia Barrios, Guillermo Núñez, Juan Egenau y Gustavo Poblete, entre otros. En 1957 ingresó al Taller 99, creado por Nemesio Antúnez. Al año siguiente retornó por primera vez a Barcelona después de 18 años de ausencia.

Entre los cargos que desempeñó figura el de profesora de dibujo y pintura en la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Santiago desde 1964 a 1968, y fue profesora invitada al taller de pintura en la Escuela de Arte de la Universidad Católica en 1989.

Comenzó a poner en crisis la estabilidad de la representación mediante la borradura, la tachadura (gráfica sobrepuesta a la pintura), el cubrimiento (exhumar y luego volver a enterrar), la inclusión de signos como cintas negras, los colores de la bandera chilena y española, fotos y textos escritos.

Más tarde, la artista dejó a un lado el bastidor y sujetó la tela con tachuelas a una plancha de madera, en un gesto acorde con su actitud reflexiva frente a la pintura.

Elementos como la memoria, su fragilidad y su incapacidad de recomposición total han sido el hilo conductor de su producción. En este sentido, solía volver una y otra vez al pasado para revisar constantemente la memoria. “Pasado y presente, como dimensiones temporales, quedan enmarcados espacialmente gracias a un recurso constante: la división del soporte” (Ivelic- Galaz, Chile Arte Actual).

En las obras de los últimos años profundizó su preocupación por los conflictos sociales y los hechos históricos dramáticos, planteando un discurso crítico de gran fuerza frente a la injusticia, al drama de la guerra y la tortura. Introdujo elementos como cintas negras, fotografías intervenidas, frases y números que refuerzan su temática y asocian permanentemente el pasado y el presente.

“La obra de Roser Bru adquiere vital importancia a partir del golpe de Estado de 1973, donde la represión y la censura transformaron su imaginario y repertorio. Transitando entre el objeto, la pintura, la gráfica y la fotografía, sus creaciones son un testimonio clave para entender y abordar la historia de nuestro país y su relación con los derechos humanos”, agregó Daniel Cruz.

El trabajo de Roser Bru se puede dividir en dos etapas; la primera (1960-1973), denominada por Adriana Valdés Materias, es influenciada por el Románico Catalán, la obra de Antoni Tàpies y por sus viajes a Barcelona. Aquí las figuras humanas son dadas en pocos trazos simples, son figuras monumentales y seres ausentes de mirada, por lo general sumidos y ajenos. En el segundo momento (1973- 1988), Desmaterializaciones, las pinturas van transformándose en lo opuesto: de grandes cuerpos sin mirada van haciéndose cuerpos esfumados, ausentes y transparentados. También comienza a incorporar nombres, números y hasta incluye fotografías identitarias, esto marcado principalmente por los hechos políticos de Chile en el momento.

“Las violencias de la vida chilena del siglo veinte se entrecruzan en su obra con las de la guerra civil española, que empujó a su familia a refugiarse en Chile tras la derrota de la República.  Es una artista valiente, lúcida, que ha dado testimonio en su obra de un gran compromiso con nuestro país y con la búsqueda de la justicia y de la libertad”, escribió Adriana Valdés en un catálogo para una exposición suya en la galería D21 (2013).

 

Roser Bru, La letra con sangre entra, 1986

 

Posterior a 1988 su obra comienza a combinar los motivos de sus periodos anteriores, incorporando también nuevos temas y técnicas, maneja retratos, noticias, documentos y fotografías. Utiliza también ciertos elementos que se vuelven recurrentes en su obra, como el pan y la sandía (fruto que se parte, símbolo de la mujer, trazado en el triángulo de su cuerpo y fertilidad).

“Trabajo con la sandía como cuerpo herido, cuerpo femenino de modificaciones: círculo, triángulo calado con un cuchillo. Dolor y vida. Antigua fertilidad del triángulo, siempre señalando a la mujer”, diría la artista.

“Roser Bru (…) ha pintado tan abundante e insistentemente que lo hace con una mano de ángel (pegada al ojo de la cerradura del infierno), con una especie de rara felicidad”

Enrique Linh

Distintivo en su producción es el acercamiento, la invocación de imágenes visuales del pasado más o menos remoto o cercano de la Historia del Arte, y es así como revive la pintura del pasado descubriendo una gran afinidad con su propia manera de pintar. “La memoria es pasado persistente”, diría la artista chileno-catalana en una entrevista sobre una de sus últimas exposiciones.

En 1992 viaja a Egipto. En el Museo del Cairo se encuentra con las pinturas funerarias de las momias del Fayum, retratos de gran actualidad que impactarán fuertemente el desarrollo de su visualidad. Su obra comienza a estructurarse compositivamente con figuras triangulares, toma temas de las vidas pasadas y del ahora, y también realiza nuevas formas de retrato. Más tarde trabaja una serie llamada Gracias a Velásquez, donde toma elementos de la pintura del artista español, como por ejemplo los retratos de Las Meninas, que incorporará en sus creaciones, interesada en personajes que estuvieron fatalmente destinados, como los enanos de la corte que cuidaron de princesas ocultas por sus vestimentas.

“El cuerpo grávido, expandido, duplicado, parece ser una imagen permanente que atraviesa toda la obra de Roser Bru […] ostentando su poder corporal frontalmente. Este cuerpo, alucinante y alucinado”.

Diamela Eltit

Su obra es al fin la unión de dos principales variables: por un lado, el carácter figurativo, y por otro, el carácter temático, donde expone su preocupación por las problemáticas humanas, especialmente las de la mujer, donde el cuerpo femenino es materia en situación límite.

A partir de 1957 hasta su muerte participó en diversas exposiciones individuales y colectivas, y obtuvo importantes premios que la han hecho merecedora de un destacado lugar dentro de la plástica nacional.

 

Vista de la retrospectiva de Roser Bru, Vivir en obra, en el Museo de Artes Visuales (MAVI), 2012. Cortesía: MAVI

 

“Roser Bru parte hoy en la mañana escoltada por la bella luna de sangre, un tributo a la vida de una mujer imprescindible cuya obra trasciende los tiempos. Su gran aporte al arte y la cultura motivó que, en 2019, en el contexto de la conmemoración de los 80 años del desembarco del Winnipeg en Chile, un esfuerzo diplomático y humanitario del gobierno chileno de la época para recibir a más de 2.200 refugiados españoles, nuestra Universidad le rindiera un homenaje y le entregara la Distinción Medalla Rectoral”, señaló la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile, Faride Zeran.

Roser Bru será velada este jueves 27 de mayo entre las 10:00 y las 15:00 horas en el Museo Nacional de Bellas Artes. Posteriormente, sus restos serán cremados a las 16:00 horas en el Parque del Recuerdo.