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Reseña / 8 Mar — 2021

Ximena Zomosa

Anónimas

Doce piezas, entre las que se encuentran pintoras de dueña de casa, trajes de dos piezas, jumpers, delantales y una túnica, conforman la instalación "Anónimas" de la artista chilena Ximena Zomosa (1966), que se exhibe desde el 9 de marzo y hasta el 18 de abril en la Galería Concreta del Centro Cultural Matucana 100 de Santiago.

La serie, en la que la artista comenzó a trabajar en 1997, conjuga reflexiones y observaciones sobre el vestuario femenino, en particular la ropa de trabajo, en cuanto a su uso para uniformizar las condiciones de invisibilidad y desigualdad de las mujeres en el campo laboral.

Cada prenda tiene dimensiones monumentales, de hasta cinco por dos metros, y en conjunto representan distintas actividades desempeñadas por mujeres: el trabajo doméstico no remunerado (dueña de casa), remunerado (nana), la estudiante del sistema escolar (jumpers), las obreras, enfermeras, profesoras, oficinistas y hortaliceras mapuche. Se suma la túnica, versión mística de la femineidad, en este caso alusiva a la naturaleza y el agua, tema contingente en el Chile actual por el debate que generan las visiones encontradas entre conservación del medio ambiente y explotación económica.

Esta última pieza, la más reciente (2019), se titula Diosa del Agua, y al igual que otras de la serie ha sido presentada en acciones y performances que luego la artista registra en video. Su presencia en el mar y la montaña, a través de dos procesiones, configuró un ritual de protección y veneración al agua como recurso fundamental para la vida, como un derecho de las comunidades afectadas por su privatización en Chile.

Otra pieza en la exhibición, Welcome (2001), es un delantal de servicio doméstico que, como en muchas partes del mundo, establece una clara distinción entre el personal asalariado y el/la patrón/a. En esta misma línea se inscriben las Pintoras (1997 – 2016), delantales de flores utilizados por las dueñas de casa.

Mucho que Aprender es una serie de cuatro uniformes escolares chilenos tradicionales, que en sus distintas materialidades representan diferentes condiciones y destinos de la educación pública. Desde que Zomosa comenzó a trabajar en esta serie en el 2005, el jumper se transformó en símbolo de la lucha de las estudiantes por los cambios sociales, que culminaron en octubre del año 2019 con un estallido social sin precedentes en la historia de Chile.

“La escala aumentada visibiliza estas situaciones de subyugación, como la nana formal, por ejemplo. La idea es que se genere una reflexión sobre estos roles sociales y cómo los nuevos movimientos, incluyendo el feminismo, los han ido cuestionando. El ejemplo más notable es el jumper de la escolar, que pasó de ser algo así como objeto de deseo –representando a la colegiala- a símbolo de la lucha estudiantil que ha sido tan fundamental para este despertar como país”, sostiene Zomosa.

Otro de los trabajos en exhibición es Papay (2018), un delantal de hortalicera mapuche generalmente utilizado por las mujeres mayores. “Papay” es la mujer con experiencia de vida, y que se visibiliza en esta obra como posibilidad de referente cultural y simbólico. A través de una procesión realizada en la Plaza de la Dignidad de Santiago, la Papay representó una posibilidad de restauración y de contención en el marco de los procesos sociales que transita Chile.

Zomosa también ha trabajado con la simbología del vestuario femenino de otros países, como es el caso del delantal de las obreras de las maquiladoras ubicadas en la frontera entre México y Estados Unidos. Sin embargo, su color, relacionado a nuestra realidad local, también lo vincula a una conocida cadena multinacional de supermercados. Esta obra se exhibió en México y lo hace por primera vez en Chile en esta muestra en Matucana 100.

La exposición también incluye los registros audiovisuales de las diferentes procesiones que ha realizado la artista con el vestuario en distintos espacios públicos.

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Ximena Zomosa (Chile, 1966). Estudió en la Universidad Católica y se tituló en 1991. Comenzó realizando instalaciones con marcos y telas bordadas. Desde entonces, su trabajo se propone como una metáfora de la condición femenina. Años más tarde inició una nueva serie de obras que incorporaron la confección de vestidos de escalas inusuales. Sus instalaciones incluyeron la utilización de su propio cuerpo (pelo y copias) y buscaron adaptarse a los lugares específicos donde se exhibieron.

Ha mostrado su trabajo en Chile principalmente, y también en otros países de América del Sur, Asia, Europa, América del Norte y en Australia. Ha recibido becas y ganado fondos concursables del Gobierno de Chile (FONDART, DIRAC), Fundaciones (ANDES) y recibido reconocimientos de asociaciones de artistas (ALTAZOR). Desde el año 1998 trabaja en la Corporación Cultural Balmaceda Arte Joven, diseñando y desarrollando experiencias artísticas formativas con jóvenes.